lunes, 3 de mayo de 2010

Unidad 1: EL SENTIDO RELIGIOSO


CAPITULO PRIMERO: PRIMERA PREMISA: REALISMO
La experiencia religiosa es el dato más difundido de hecho en la actividad humana. La pregunta que lo resume es: ¿Qué sentido tiene todo?
El realismo exige que el método viene impuesto por el objeto, ya que el realismo es obediencia a la realidad. Para la experiencia religiosa debo re­flexionar sobre mí mismo, pues es algo que yo observo en mí. Luego podré con­frontarlo con otros para su valoración. La experiencia es sacar algo, emitir un juicio de lo que se prueba. No es probar todo lo que se nos presenta, sino que la experiencia implica la inteli­gencia del sentido de las cosas, es una valoración en base a un criterio.
El criterio para confrontarnos con las cosas es la experiencia elemental: un conjunto de exigencias y de evidencias con las que afrontamos todo lo que existe, que son originarias, pues nacemos con ellas. En la Biblia se llama el corazón. ¿Cómo no ser subjetivo en este juicio particular de uno respecto a los demás? Hay dos caminos: el ser anarquista, no estar atado a nada, o religioso. El pri­mero olvida un factor de la realidad: que antes no estaba, que es dado. El re­ligioso acepta este dato de la realidad, que no se ha dado a sí mismo. La na­turaleza del hombre es relación con el infinito: el anarquista se afirma a sí mismo hasta el infinito, y el religioso acepta el infinito como significado de sí. Capaneo era un gigante encadenado en el infierno, en la Divina Comedia de Dante, y desde allí maldecía a Dios por tenerlo prisionero. Pero ante esa ac­titud anárquica, es mucho más grande y verdadero amar al infinito, es decir, abrazar la realidad y el ser, que afirmarse uno mismo frente a cual­quier realidad.
La exigencia de bondad, de justicia, de verdad, de felicidad, constituyen el rostro último, la energía profunda con que los hombres de todos los tiempos y de todas las razas se acercan a todo. Esta experiencia elemental es sustan­cialmente igual en todos los hombres, pasados y futuros. Para ser adultos debemos entonces afrontar todo con la experiencia elemen­tal, no con la mentalidad común, dominada por el Poder. Perforar las imágenes inducidas por el clima cultural donde estamos, tomar nuestras evidencias origi­narias y nuestras exigencias y con ellas juzgar cada propuesta, es un trabajo, es el comienzo de la liberación. Cristianamente recibe el nombre de metanoia o conversión.

CAPITULO SEGUNDO: SEGUNDA PREMISA: RAZONABILIDAD
1. Razonabilidad: exigencia estructural del hombre
La razonabilidad (bilis significa propiedad contenida en el sujeto, por lo que razonabilidad es: usar la propiedad de razonar), es el ejercicio del valor de la razón en el obrar, dándose cuenta de la realidad en todos sus factores. La razón es para juzgar la realidad en todos sus factores.
El racionalismo define al hombre sin sentido religioso, sin el nexo que lo une al infinito. Algo es razonable cuando en la experiencia se demuestra lleno de razones adecuadas. La correspondencia de la propuesta o de la provocación a las exigencias constitutivas del corazón es el criterio de verdad. Es una traducción no lite­ral de una frase de Santo Tomás de Aquino que define la verdad como "adecuación entre la cosa y el intelecto": la verdad se descubre a través de la correspon­dencia entre la propuesta y la conciencia de sí- lo que somos originalmente.
2. Uso reductivo de la razón:
Lo razonable no es sólo lo demostrable, ni lo puramente lógico. El proble­ma del hombre es adherirse a la realidad, darse cuenta de la realidad. Esto es una exigencia, no es una coherencia. Por eso la razón es apertura a la reali­dad, capacidad de aferrarla y de afirmarla en la totalidad de sus factores.
3. Diversidad de procedimientos:
El método (es una palabra griega y significa "a través del camino"), es un proceso que permite llegar a conocer un objeto. La razón tiene diversos métodos según el objeto que trate, puede ser matemático, químico o lógico; por eso la razón es ágil, recorre muchos caminos, no uno sólo (ni lógico ni empí­rico solamente).
4. Un procedimiento particularmente importante:
El método recoge los motivos adecuados con los cuales dar los pasos en el conocimiento del objeto. Pero en las amistades, en el amor de una madre, no hay método para demostrar, ni razonamiento que hacer, ni fórmula para aplicar. Esto es una realidad, que haya valores que no se puedan conocer por esos méto­dos, pero sí puedo llegar a una certeza razonable sobre ellos. Son un núcleo de certezas morales, de comportamiento, que no se pueden demos­trar pero sin las cuales no podríamos vivir, porque nos hacen dar juicios sobre el comportamiento del otro.
La naturaleza nos ha dado un cuarto método, casi una intuición más que un proceso, que lo maneja la razón, y con el cual podés llegar a la certeza ! El primero era de certezas matemáticas, el segundo científico, el otro filo­sófico, y el cuarto de certezas sobre el comportamiento humano, certezas mora­les: te da un montón de indicios donde todo remite a esa certeza existencial. Usando los cinco sentidos, la razón los une tan rápido que hasta parece un instinto, al que llamamos intuición. El verdadero hombre es el que observa, mi­ra, como un médico que tiene buen ojo clínico y pronostica enseguida una enfer­medad. El hombre hace una comparación rápida consigo mismo, con su experiencia elemental y se dice: hasta aquí hay correspondencia, es verdad, me puedo fiar.
5. Una aplicación del método de certeza moral: la fe
La fe es adherirse a lo que afirma otro que no me engaña: repetir con certe­za lo que dice es tener coherencia conmigo mismo. Pero ésta lleva un previo conocimiento de la otra persona. Como les sucedía a los apóstoles con Jesús. Este problema de la certeza moral es el problema de la existencia personal, y de la vida como civilización y cultura (si fuera todo por una demostración personal, cada uno tendría que inventar la rueda, mantener fuego encendido, etc.)

CAPITULO TERCERO: TERCERA PREMISA : INFLUJO DE LA MORALIDAD EN LA DINAMICA DEL CONOCIMIENTO
1. La razón, inseparable de la unidad del yo:
Por nuestra propia experiencia, notamos que hay una unidad profunda, una re­lación orgánica entre el instrumento de la razón y el resto de nuestra persona. La razón no se puede extirpar como un mecanismo, ya que está relacionada con todo nuestro yo.
2. La razón, ligada al sentimiento:
Hay muchas cosas que entran en el horizonte experiencial del individuo: a­contecimientos (físicos, mentales, afectivos), algo que sucede y provoca cierta reacción, ciertos estados de ánimo, según la vivacidad humana de la persona, pudiendo ser de indiferencia, antipatía o simpatía. Esta reacción se llama sentimiento, y es lo que entra en el horizonte per­sonal produciendo otra reacción. Estos acontecimientos te llegan de la reali­dad, que a veces es discreta y te puede hablar hasta con un guiño.
El hombre es el nivel de la naturaleza en la que ésta toma conciencia de sí misma. Y el valor es el objeto del conocimiento en cuanto interesa a la vida, cuando es algo que vale la pena. Así un objeto que interesa, provoca una reacción que llamamos sentimiento, en cuanto atraviesa el horizonte de nuestra experiencia. Entonces la razón, que no se puede extirpar de la unidad del yo, está ligada y condicionada por el sentimiento.
3. La hipótesis de una razón sin interferencias:
El racionalismo plantea la objeción de que la razón no debe tener interfe­rencias para tratar los problemas. Pero si algo es un valor para vos, te inte­resa, aparece el sentimiento que estará ligado a la razón. Los racionalistas, niegan la certeza objetiva para conocer los valores.
Entonces
razón sentimiento valor = realidad que te inte­resa para ser feliz.
¿Dónde es posible eliminar el sentimiento? Solamente en el campo científico y matemático. En el problema del Destino (sentido religioso), del problema afec­tivo (juicio de valor), y en el político (social), es opinable y subjetivo. Esto lleva a ver dos observaciones:
4. Una cuestión existencial y una cuestión de método:
a) La naturaleza cuando más me hace interesarme por una cosa, más condiciona el instrumento de mi razón con el sentimiento que me provoca: hay que buscar una solución.
b) Eliminar el sentimiento no es razonable, porque tendremos así que eliminar un factor del problema, y el criterio de la razón es valorar todos los facto­res.
5. Otro punto de vista:
El criterio justo es tomar al sentimiento como una lente, el que, más cerca o más lejos, acerca al objeto, al valor que nos interesa, a la energía cognos­citiva del hombre: así el sentimiento se convierte en una condición importante para el conocimiento.
El sentimiento no es el ojo con el cual ver el objeto, sino que es la lente y es la condición para que la razón, el ojo, vea bien a su objeto. Si no ves claro, acercás o alejás ese lente. Esta explicación valora los tres factores, y sitúa al sentimiento en su justo lugar, sin eliminarlo. Un juicio neutral del hombre, es pedir algo abstracto: en valores vitales, en los que se juega su felicidad, es imposible, porque cuando mayor sea el sen­timiento, mayor es el significado del objeto para la vida. Pero el graduar la lente no es un problema científico, sino de postura, de actitud ante la realidad. Es un problema moral, esto es, de ponerse frente a la realidad con una actitud. Si una cosa no te impresiona, no te interesa, no ponés atención en ella . Este es el delito de muchos hombres frente al destino, frente a la fe, frente a la Iglesia. El centro del problema es la actitud ade­cuada, la postura justa del corazón, una moralidad, no una gran inteligencia.
6. La moralidad en el conocer:
Para ponerme en la actitud de moralidad (comportamiento) justa frente al ob­jeto, debo tener interés por él, tener el deseo de conocer ese objeto verdade­ramente, que es amar la verdad. Pero ésto no es fácil, ya que generalmente nos quedamos ligados a las opi­niones que ya tenemos del significado de las cosas. Y aquí entra de nuevo el realismo: "Un amor a la verdad del objeto siempre mayor que el apego a las o­piniones que uno tiene de antemano sobre él". Esto es amar la verdad más que a uno mismo. Esto lo vemos negativamente en la cultura iluminista, desde el siglo XIX hasta hoy con respecto al problema de Dios.
Cuanto más vital es un valor, cuanto más te interesa, el problema es de mo­ralidad, de tomar una actitud justa, y luego conocerlo con la inteligencia. "Bienaventurados los pobres...": el pobre es aquél que no tiene nada que defen­der, desapegado. Es la pobreza ante la verdad, desear la verdad y basta; es pe­dir, gritar. Esta es la postura del niño frente a la realidad: "Si no se hacen como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos".
7. Prejuicio :
Pero atención: estar libres de prejuicios frente a la realidad es imposible. Por el hecho de estar en un contexto familiar, social y cultural nos impregna de ideas preconcebidas, sobretodo los temas del destino, la afectividad y la política. Aquí se juega que en nuestra actitud frente a la realidad, la libertad reflexiona de acuerdo a su finalidad, sobre si misma. Y ésto es una gracia.
Para amar la verdad más que a uno mismo, para alcanzar la pobreza de espíritu, es necesario un trabajo, una ascesis. Si la moralidad no se recupera con­tinuamente se altera, se corrompe. El motivo más grande de nuestro trabajo per­sonal es el amor a nuestro destino.

CAPITULO QUINTO: EL SENTIDO RELIGIOSO: SU NATURALEZA
l. El nivel de ciertas preguntas:
El factor religioso representa la naturaleza de nuestro yo en cuanto se ex­presa en ciertas preguntas: ¿Cuál es el sentido de la existencia? ¿Por qué el dolor, la muerte? ¿Para qué está la realidad?. Al igual que las preguntas que surgen ante la muerte, donde nos sentimos como hojas secas que caen en otoño.
2. En el fondo de nuestro ser:
Estas preguntas son inextirpables de nuestro ser: cada movimiento del hom­bre tiene su fuente aquí. Pero como estas preguntas exigen una respuesta total, la razón no se detiene si no llega hasta el final de ellas.
3. La exigencia de una respuesta total:
Como nos preguntamos por el sentido último, el valor verdadero de la reali­dad, de la existencia, son preguntas que agotan toda la energía para investi­gar que tiene la razón. Si con mil preguntas se desvelara el misterio de la realidad y el hombre respondiera 999 de ellas, seguiría tan insatisfecho e inquieto como al principio.
4. Desproporción con la respuesta final:
Cuanto más nos adentramos en el intento de responderlas, más descubrimos la desproporción nuestra, la contradicción entre el ardor de la exigencia y la propia limitación para buscarla, que así es exaltada.
5. Desproporción estructural:
Esta imposibilidad de dar respuestas exhaustivas es estructural a nues­tra persona, es una característica esencial de nuestra naturaleza. Einstein ha dicho que en el campo científico quien no admite que entre nuestros pasos humanos y el horizonte último de la realidad es la categoría de lo im­posible, del misterio, no es razonable.
La filosofía también debe darse cuenta que en la realidad siempre habrá más cosas por descubrir, que la filosofía debe estar abierta a la realidad, como le dice Hamlet a Horacio en el drama de Shakespeare. Si no la filosofía se convierte en ideología que es usada por el Poder.
6. Tristeza;
Aquel “deseo del bien ausente"(Santo Tomás de Aquino), que es la tristeza, producto del destino ideal y de nuestra carencia histórica, se puede olvidar con la desesperación. Pero lo más grande del hombre es que "puede inclinarse al infinito, a llenarse de ternura pensando y creyendo que existe la felicidad perfecta", como decía Dostoievsky.
7. La naturaleza del yo como promesa:
La espera está en la esencia de nuestra naturaleza, es algo que nos es dada Quien ha hecho al hombre lo hizo como Promesa; y la vida estructuralmente es u­na promesa, una espera.
8. El sentido religioso como dimensión:
El sentido religioso es la capacidad de la razón de expresar su naturale­za profunda en una pregunta última, una pregunta inevitable que está en todo individuo y, dentro de su mirada, a todas las cosas. Por eso mirar al otro, a la mujer, al amigo, sin que resuene el eco de la sed de destino, de la felicidad que lo constituye, es una relación inhumana, y menos podríamos llamarla una relación amorosa.
Conclusión: Sólo la hipótesis de Dios, sólo la afirmación del misterio como realidad que existe más allá de nuestra capacidad de reconocimiento, corresponde a la estruc­tura original del hombre. El sentido religioso brota en nuestra conciencia como exigencia de totali­dad constitutiva de nuestra razón, es decir, de la capacidad que tiene el hom­bre de tomar conciencia, de abrirse a la realidad para introducirse en ella, y abrazarla cada vez más. El hombre se plantea esta pregunta por el mismo hecho de existir, porque es la raíz de su conciencia de la realidad. Y no sólo se plantea la pregunta, sino que se la responde siempre al afirmar la existencia de algo "último". Si viviéramos apenas cinco minutos, habría un quid, algo, por lo cual valdría la pena en el fondo, vivir esos cinco minutos.

CAPITULO DECIMOCUARTO: LA ENERGIA DE LA RAZON TIENDE A ENTRAR EN LO DESCONOCIDO
El culmen de la razón es la intuición de que existe una explicación que supera su medida. Cuando la razón toma conciencia de sí misma, al descubrir que su naturaleza se realiza en último término intuyendo lo inaccesible, el misterio, no por ello deja de ser exigencia de conocimiento.
1. Fuerza motriz de la razón:
La vitalidad de la razón viene dada por la voluntad de penetrar en lo desconocido, como el deseo de Ulisss de ir más allá de las columnas de Hércules, símbolo del límite permanente y estructuralmente puesto por la existencia de este deseo. Todo el caminar humano se resume en el conocimiento de Dios, descubrir el misterio que subyace en lo que vemos y tocamos.
Sólo la relación con el más allá hace posible afrontar la aventura de la vida. El mito de fa antigüedad que está más cerca de esta mentalidad cristiana es el mito de Ulises expresado por Dante Alighieri. Ulises quiere medir con su cerebro todas las cosas, con una curiosidad incontenible: es el dominador del Mediterráneo, el Mare Nostrum que ha recorrido a lo largo y a lo ancho. Pero cuando llega a las columnas de Hércules se encuentra con la convicción común de que la sabiduría, la medida segura de todo lo real, ya no es posible. Más allá de las columnas sólo hay vacío y locura. Pero al llegar allí Ulises sintió que no era el fin, sino más bien como si su naturaleza humana se desplegar a partir de ese momento. Al decidir ir más allá se descubrió verdaderamente hombre. Esta es la lucha entre lo humano, es decir, el sentido religioso, y lo inhumano, la postura positivista de toda la mentalidad moderna. Pero más allá del Mare Nostrum que podemos poseer, controlar, medir, ¿qué hay? El océano del significado. Para Ulises las columnas no eran un límite, sino una invitación, un signo que invitaba a ir más allá de eso mismo.
En la revelación judeocristiana hay todavía una página mayor de esta condición existencial del hombre: la lucha entre Jacob y Dios. Esta es la grandeza del hombre: la vida es una lucha, es tensión, relación con el más allá; una lucha sin ver el rostro del Otro, en la oscuridad.
2. Una posición de vértigo:
Adoptar una postura consecuente a la condición existencial es vertiginoso. Para toda la vida la verdadera ley moral sería estar pendientes , atentos de los gestos de una voluntad que se nos mostraría a través de la pura circunstancia inmediata. Decir sí a cada instante sin ser nada produce vértigo.
3. La impaciencia de la razón:
Existencialmente, esta naturaleza de la razón como exigencia de conocimiento, penetra en todo, incluso en lo ignoto, en eso desconocido de lo que todo depende. La razón, impaciente, no tolera adherirse al único signo que permita seguir a lo desconocido. El vértigo consiste en esta impaciencia de decir: 'Comprendo, el significado de la vida es éste."
4. Un punto de vista distorsionado:
Cuando la razón del hombre dice “el significado de la vida es...”, identifica inevitablemente este “es" con la pureza de la raza alemana, o con el proletariado, o con la competencia capitalista, etc. Y así siempre se parte de un punto de vista determinado. Así el hombre reivindicará la totalidad para un aspecto particular; una parte del todo es exagerada e inflada hasta el punto de definir la totalidad. Y Llevará a olvidar alguna cosa, a reducir, negar y rechazar el rostro completo de la realidad. El sentido religioso se corrompe al identificar su objeto con algo que el hombre elige da su propia experiencia, con algo que se puede comprender por si mismo. Y por ser un aspecto de todos que se comprende y los otros no, la razón resbala y fija su mirada sólo en ese aspecto. Pero la razón es apertura a lo real: lo que manifiesta nuestra experiencia es que la razón es como un ojo abierto de par en par a la realidad, que nunca acaba de conocer, ya que nos desborda por todas partes; y por eso el significado global es un misterio. Y pretender medir el significado de todo, pretender ser la medida de todo, es pretender ser Dios, ni más ni menos
5. Idolos:
Es la sugerencia del pecado original. Este aspecto particular, con el que la razón identifica el significado de todo, la Biblia lo llama ídolo. Algo que parece Dios pero que no es Dios. Y el ídolo lleva a una corrupción de la verdad humana. Cuanto más se intenta explicar todo con el ídolo, más se comprende que no es suficiente. Es la abolición de la persona humana, ya que el ídolo oscurece el horizonte de la mirada y altera la forma de las cosas.
6. Una consecuencia:
Hitler quiso construir una humanidad mejor siguiendo a su ídolo, pero en un momento dado chocó con el proyecto de Lenin o Stalin. Al ser dos ideologías totalizantes, no pudieron sino chocar de frente. El ídolo es el origen de la violencia como sistema de relación, es decir, de guerra.
7. Dinámicas de identificación del ídolo:
El pecado original consiste en identificar a Dios con un ídolo que el hombre entiende. Y ese ídolo es elegido en función de la estima o la impresión que provoca; para los nazis Hitler era su Dios. Para los marxistas el jefe de partido. El hombre o es esclavo de los hombres o es dependiente de Dios. Y si se mata en nombre de un significado último y particular (Vietnam o Camboya), es justo. Acá se ve que el ídolo jamás engendra unidad y totalidad sin olvidar o renegar de algo.
8. Conclusión:
La realidad es un signo y despierta el sentido religioso. Pero existencialmente el hombre está inclinado a interpretarlo mal, prematuramente, impacientemente. Santo Tomás de Aquino dice que la razón puede alcanzar a Dios pero después de mucho tiempo y esfuerzo, y sólo lo consiguen unos pocos. De ahí que se hace necesaria una revelación divina. Hubo antes otro hombre cuyo genio religioso lo llevó a intuir lo mismo, cuatro siglos antes de Cristo. Platón en su obra Fedón, llega a decir que el conocimiento de Dios o se llega amparado en argumentos humanos o, como si fuera un mar en el que Dios estuviera en la otra orilla, que Dios mismo envíe una balsa para cruzarlo. San Agustín, conocedor de esta metáfora, dijo que la balsa que permite cruzar ese mar está construida con la madera de la cruz de Cristo.

CAPITULO DECIMOQUINTO: LA HIPOTESIS DE LA REVELACION: CONDICIONES PARA QUE SEA ACEPTABLE
Nuestra naturaleza es exigencia de verdad y de felicidad. Todo movimiento del hombre está dotado por estas exigencias que lo constituyen. Pero el hombre cuando llega al limite de su vida, no ha encontrado la respuesta a esa exigencia. Ante la muerte, se pone de manifiesto esta observación.
Esta intuición de respuesta existe por el mismo hecho de existir, así vivamos aunque sea cinco minutos. La existencia de esta incógnita suprema de la que todo depende en la historia y en el mundo es el culmen y el vértigo de la razón. Para seguir la absoluta luz del significado sería necesaria una obediencia instante tras instante, como quien navega en la niebla más absoluta, y parece la cosa más irracional. A pesar del impulso ideal que lo provoca, el hombre recae dentro de los límites de su propia experiencia. Y así identifica al Absoluto con algún aspecto de su experiencia. Y Dios se convierte en un ídolo.
La historia del pensamiento humano es como un gran documental de esa caída del hombre, que identifica inevitablemente el Absoluto con una imagen propia. Así el hombre se mutila a sí mismo, a los demás, a las cosas. El anhelo de redención, anticipado por Platón, dado en el Límite de la experiencia de la vida, libera ese gesto de la humanidad más verdadera como una súplica, como un gesto de mendicidad. Esta es la hipótesis de revelación.
Pero la revelación no es una interpretación de la realidad; se trata de un posible hecho real, de un eventual acontecimiento histórico. Un hecho que el hombre puede reconocer o no; Judas no lo reconoció.
Que Dios entrara en la historia del hombre, no de una forma para interpretar, sino como una presencia dentro de la historia, que hablara como un amigo, un padre, es lo que anhelaba Platón.
Esta hipótesis es, ante todo, posible. Negarla sería la suprema forma de idolatría, el intento extremo de querer imponer a Dios una imagen propia. Además es extremadamente conveniente porque es una respuesta a la espera del corazón. Y en esta hipótesis Dios no suprime la libertad del hombre, sino que la hace posible de adhesión frente a su error y cansancio.

Hay dos condiciones que hacen a esta hipótesis aceptable:
a) Debe ser una palabra comprensible para el hombre, debe ser traducida en términos comprensibles para nosotros.
b) Su resultado no debe ser una reducción del Misterio, sino una profundización de él. Para que se le conozca, y se le conozca más como misterio. El Absoluto, el Misterio, es Padre: pero es padre como ningún padre puede llegar a serlo. El término revelado lleva al misterio más adentro de ti, más cercano a tu carne y a tus huesos, y lo sentís tan familiar como lo siente un hijo.
El dogma fundamental de la Ilustración es negar la apertura a la realidad de la razón, colocando delante un prejuicio irracional.
La frontera de la dignidad humana la ha expresado como ninguno Franz Kafka: " Aunque la salvación no llegara, quiero ser digno de ella en todo momento."

Luigi Giussani: El sentido religioso (edición de 1986)

2 comentarios:

Unknown dijo...

me encanto .Realmente es algo que comparto desde mi experiencia ya que lo reconozco en los momentos de mi vida...y lo sigo haciendo. es un sentido y búsqueda que todos tenemos como dice el texto no tomamos la mejor actitud y postura desde el corazón para comprender que tan verdadero es este infinito del reo firmemente.

Unknown dijo...

El capítulo 11 me pueden explicar porfavor